El Don de la inmortalidad

Existen personas que no mueren nunca, porque, al igual que El Cid, siguen ocupando el corazón de los suyos y ganando batallas a lomos de blancos corceles. Gentes que pese a no estar físicamente en los lugares, dejan notar su presencia de una forma inexplicable. Es algo más que la realidad de su obra o algún tipo de legado. Es la sensación de estar cada minuto y cada segundo del día, sintiendo a alguien más vivo que cualquiera de los demás seres terrenales de ese momento. Algo que no se puede explicar materialmente, pero que existe, que es un hecho demostrable.

Suele pasar esto con gentes escogidas, irrepetibles, excepcionales. Fernando Peralta, es una de estas personas especiales, siempre presente en el día a día de nuestros corazones desde que hace hoy veintitres años abandonara su naturaleza corpórea. Hoy, los naturalistas de esa faraónica obra suya llamada «Fauna y Acción» (sus familiares y amigos), seguimos haciendo las cosas al dictado de quien en su día, nos inculcara a fuego el conocimiento y amor por los animales y su medio.

Seguimos escuchando su voz potente y grave a cada paso que damos y con cada proyecto que realizamos. Unas instrucciones éstas que él nos da, seguramente, desde ese otro lado, desde esa desconocida dimensión energética o espiritual y, a buen seguro, bien acompañado por quien en su día fuera llamado y reconocido por todos los españoles como el «Amigo de los Animales».

A Fernando Peralta Torres, mi amigo, mi mentor y mi gran Maestro, en inolvidable y emocionado recuerdo…

Álex N. Lachhein

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