A estas increíbles aves las conocemos comúnmente con el nombre de loros o papagayos. Hoy queremos hablar de ellos y que conozcáis a algunos de los nuestros, ya que por increíble que parezca más del 80% de las psitácidas que viven en nuestro centro, han sido entregadas por particulares que las tenían como mascota.
Esta decisión, cada vez más común en nuestro país, es realmente importante y difícil.
Estos animales son conocidos por su inteligencia (tienen una gran capacidad craneal), haciendo que necesiten estimulación constante.
En cautividad la forma que tenemos de trabajar este punto es con los vuelos libres, juguetes, juegos, entrenamientos… ¡Haciéndoles pensar!. Tenemos que crear nuevos retos para ellos cada poco tiempo para así obtener realmente un buen resultado. Aunque pueda parecer algo «fácil» resulta una tarea muy complicada a largo plazo, sobre todo si consideramos que estas aves son muy longevas y algunas pueden llegar a superar los 85 años, como los guacamayos.
Algo que también llama mucho la atención de las personas que toman esta decisión, es la capacidad de imitar la voz humana que tienen algunos de estos animales. Carecen de cuerdas vocales, pero si pueden emitir múltiples sonidos. Suponemos que algunas personas creen que tendrán una mascota que les de los buenos días, les desee dulces sueños y les digan que les quieren, pero no suelen pensar en estridentes chillidos, gritos, ruidos agudos, etc. Por lo tanto cuando esto empieza a ocurrir, ya que esta es la forma que tienen estas aves de comunicarse, supone un gran problema para dueños y/o vecinos.
Y por supuesto son extremadamente bellas… Su plumaje es colorido y vistoso, otro motivo que llama la atención de las personas. Pero estas plumas pasan a ser nuestra responsabilidad cuando les tenemos a nuestro lado. Es importante que tengan un espacio grande para evitar roces en la cola, alas, etc. Si durante su crecimientos sufren estrés o alguna carencia, esto puede ocasionar una falta de nutrientes que en ocasiones se refleja en las plumas como lineas más oscuras llamadas bandas de estrés. Tenemos que cuidar su alimentación, además de por lo obvio, es que esta afecta directamente a su plumaje. Si su alimentación no es la apropiada, no mudan correctamente. Si no hidratamos su plumaje (ayudando al acicalamiento) o si tocamos en exceso sus plumas, si no reciben suficiente luz solar, etc. su plumaje puede despigmentarse, romperse incluso cambiar de color (algo que puede significar problemas de salud graves).
Son animales delicados física y psíquicamente, sin unos cuidados correctos y una responsabilidad total por nuestra parte durante toda su larga vida, a nuestro lado sufrirán problemas como picaje (por causas psicológicas o de salud pero es algo muy común entre las mascotas de este tipo), insuficiencia renal, infecciones, depresiones, malformaciones, incluso la muerte.
Nos parecen más que suficientes (y no hemos querido alargarnos ni profundizar demasiado) las razones para decir que sin lugar a dudas, las psitácidas van ligadas a una decisión importante… Está en nuestras manos no decidir algo que en unos meses o años queramos que «simplemente» desaparezca y deje de ser problema nuestro.
Ese, fue el momento al que llegaron los propietarios de las bellezas que os vamos a presentar y así llegaron a nuestro centro para formar parte de nuestra familia y robarnos un trocito de corazón.
Estos son solo algunos de los muchos casos que hemos vivido y conocido.
Con esta entrada esperamos conseguir que esta decisión se medite (o evite) mucho más. Si finalmente se toma, se debe conocer bien la procedencia del animal para evitar y no incentivar el trafico ilegal, algo muy grave y extendido en estas especies. Ser consecuente y responsable durante toda su vida, porque también tenemos que tener en cuenta que no en todas las ocasiones los centros de animales podemos recibir a nuevos miembros. Esto puede ser un problema que a veces se «soluciona» con el abandono, llegando a ocasionar problemas extremos, como en el caso de las cotorras argentinas, especie invasora en nuestro país.
Y para terminar… ¡A disfrutar! 😉